El desayuno es una de las comidas más importantes del día, sin embargo muchas personas no le dan la importancia que debería.
Para darle la importancia que merece, deberíamos entender que la palabra en sí, ya nos describe el significado, des-ayuno, deshacer el ayuno que nos sometemos durante toda la noche, así que ya podemos hacernos una idea de cómo debe ser esta comida, ya que es el único momento del día que dejamos que nuestro aparato digestivo se someta al reposo continuo durante más de ocho horas.
El desayuno ideal debe aportar la suficiente energía para afrontar el día, no someternos a desayunos incompletos o de difícil digestión, que condicionarán el resto del día, repercutiendo cuando es incompleto a combinarlo con comidas grasas o tentempiés azucarados, o viceversa, cuando es demasiado pesado, a someter nuestro cuerpo a otro ayuno de más de cinco horas ya que anulamos la sensación de hambre y bienestar.
El bienestar digestivo es el que nos ofrece el equilibrio emocional y energético que repercute directamente en las funciones motrices de nuestro cuerpo, así como nuestro estado anímico, funcional y enérgico en el entorno laboral y personal. Por esto es necesario sentarnos y estudiar el funcionamiento de nuestro cuerpo, escuchar las carencias y necesidades personales y establecer un desayuno equilibrado y que complemento nuestro cuerpo para satisfacernos y dejar que nuestras funciones básicas no se vean alteradas por el alimento externo. Debemos mantener el control enérgico de nuestro organismo para hacer que éste funcione a la perfección y sin condicionantes.
En muchos casos, el hábito de desayunar mal se convierte en rutinario y hace que nuestro cuerpo se acostumbre a este funcionamiento, pero no implica que la corrección de este no actúe positivamente, de hecho, la mayoría de casos es mucho más satisfactoria de lo que imaginamos, pues la creación del cuerpo humano, a pesar de ser personal e individual, se compone de órganos que delimitan unas funciones estructurales generales que responden positivamente a la ingesta de comidas complejas durante las primeras horas del descanso y salida del sol.
Así como el desayuno es básico, también es básico no ingerir nada durante las dos últimas horas del día, antes de acostarnos. En este caso, nuestro cuerpo tarda entre 1-3 horas en someterse en la función de la digestión, pues es ideal empezar el descanso libre de esta, para facilitar el reinicio de nuestro sistema y mejorar el funcionamiento de nuestro interior. A parte, si nuestro cuerpo ha de emplear energía durante el descanso para hacer la digestión, no puede realizar tareas de restauración y regeneración celular, por lo que nuestro descanso se encuentra interrumpido y esto repercute en el despertar irritado y con sensación de fatiga constante.
Cuando respetamos estos hábitos de descanso y regeneración , provocamos un ayuno de más de diez horas, hecho que hace que ingerir una comida sana y completa sea más apetecible y facilita que le dediquemos más tiempo a completarla.
Otro factor a tener en cuenta en este caso es el tiempo y horarios que disponemos de espacio personal y tiempo laboral, por esta razón es muy importante entender nuestros calendarios para establecer el tiempo necesario para realizar las comidas correspondientes. La forma mas eficaz de solucionar este tiempo es planificado un calendario rutinario que os ayude a equilibrar nuestro cuerpos nuestras necesidades. Lo más recomendable es crear calendario semanales, si somos de rutinas cambiantes y de calendarios mensuales si somos de rutinas no variables, ya que hay alimentos que deberíamos introducir en escasas cantidades, haciendo que nos calendarios mensuales sean ideales para equilibrar alimentos con mejor precisión.
Ahora entramos en el debate que tenemos todos en mente, desayuno dulce o salado?
Lo ideal es empezar el día libres de azúcares refinados, pues eso significa la eliminación de mermeladas, pastas, dulces. La razón es que debemos nutrir nuestro cuerpo a primera hora del día de alimentos de lenta absorción, dejando de lado todos aquellos que nos aporten una subida de glucosa concentrada pero en un periodo de tiempo muy escaso. Si actuamos mal y le aportamos una cantidad de azúcares muy elevada, participamos en que nuestra energía sea muy explosiva pero carezca de resistencia, esto provocará que nuestro cuerpo en un par de horas experimente una pérdida de minerales, provocando debilidad y cansancio en un espacio de tiempo reducido.
En este apartado iré surgiendo diferentes combinaciones y platos fáciles que nos ayuden completar nuestros desayunos y aprender a estudiar nuestro cuerpo para sacar el mayor rendimiento de nosotros mismos. Así como las combinaciones de bebidas que podemos completar para facilitar nuestros buenos días.
Bebidas complementarias en desayunos, que no quiere decir que debemos substituir o entender como único desayuno.
- Tés de tres años, bancha o kukicha, alcalinos y neutros.
- Infusión de romero, tomillo o salvia.
- Infusión de canela.
- Café de cereales (cereales tostados).
- Zumos de frutas frescas (exprimidos al momento)
- Agua con gotas (limón, jengibre, frutos rojos o menta).
- Leches vegetales (ecológicas son ideales).